Entre todas las noticias de la semana, el
Movimiento Amplio quiere destacar la llegada al país de una nueva misión
técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tendrá la tarea de revisar
y evaluar el estado de la economía hondureña.
¿Por qué es importante que estemos enterados y demos seguimiento a la venida de los técnicos del Fondo?.... la respuesta es sencilla…. porque marca buena parte del rumbo inmediato del país y de quienes lo habitamos… marca, por decirlo de alguna manera, la posibilidad de sobrevivir económicamente como país, a corto y mediano plazo, pero también marca la posibilidad o no, de que la mayor parte de las familias hondureñas superemos la pobreza.
Por eso repetimos: si usted es maestro,
médico, empleado público, enfermera…forma parte de un sindicato, una
organización campesina o patronato…integra un movimiento de jóvenes o de
mujeres… es parte del Movimiento Amplio o simplemente dirige una familia,
entonces tiene que enterarse de qué es lo que hacen los técnicos del Fondo en
el país, cuáles son sus propuestas o recomendaciones y lo más importante cuáles
son las propuestas que se hacen desde el gobierno hondureño y cuáles son los
compromisos que asumimos como país.
Sabemos que darle continuidad a negociaciones
de este tipo no es una tarea fácil. Primero, por la secretividad en la que se
desarrollan estas reuniones y segundo por el lenguaje técnico que se utiliza para
describir los acertijos de la macroeconomía. Sin embargo, como ciudadanos y
ciudadanas debemos hacer un esfuerzo por tratar de comprender cada vez más
estos temas e involucrarnos en la discusión pública de los mismos.
Con la llegada de los técnicos del Fondo
Monetario inicia en el país una serie de discusiones que se quedan en un
círculo muy cerrado de personas. Los del Fondo que a partir de pequeñas
alusiones en la prensa revelan que se han encontrado un país que carece de un
verdadero plan económico, los del gobierno que tratan a toda costa de ocultar
la insolvencia del Estado y están unos cuantos miembros de la sociedad civil
queriendo revelar el enorme daño económico y social que las soluciones del
gobierno y del fondo provocan. Pero ¿dónde está la ciudadanía que padece las
recomendaciones hechas por el fondo e impuestas por el gobierno?.
Para esta visita, se prevé que el tipo de
“exigencias” o condicionalidades se concentren en temas como:
- El
control del déficit del sector público, es decir cómo evitar que el gobierno
gaste más dinero del que tiene o mejor dicho del que produce
- La mejora de la recaudación tributaria, es
decir cómo lograr que los diversos sectores sociales paguen los impuestos que
le corresponden
- Sentar
las bases para la mejora de la banda cambiaria, es decir mejorar la relación
entre el lempira y el dólar.
A simple vista, los temas a tratar son
correctos. Desde el Movimiento Amplio siempre hemos demandado, por ejemplo, que el gobierno haga un uso más
responsable y honesto de los recursos públicos y hemos demandado que todos los
sectores, especialmente los más ricos y productivos, paguen todos los impuestos
que les corresponden.
Sin embargo, el problema es cómo se traducen
estas exigencias en la práctica y es aquí donde reiteramos nuestro llamado de
atención a la ciudadanía.
El control del déficit del sector público, es
decir cómo controlar el gasto del gobierno, es entendido por las autoridades y
aceptado por el Fondo, por ejemplo, en la reducción del presupuesto destinado a
salud pública, con lo cual el acceso a una atención de calidad en hospitales
públicos será mucho más difícil. Y obtener medicinas o tratamientos completos para
enfermedades costosas como el cáncer, simplemente será imposible.
Es decir, que los funcionarios públicos no
reducen los lujos que se dan a costa del dinero público como el uso de
helicópteros o la construcción de infraestructura que sólo les sirve a ellos o
sus negocios… tampoco dejan de robar … lo que hacen para reducir el déficit es
bajar cada vez más la cantidad y calidad de los servicios públicos… salud, educación…
De igual forma, una mejora en la recaudación
tributaria, no quiere decir que desde la Dirección Ejecutiva de Ingresos se
establezcan acciones contundentes para exigir el pago de impuestos a los
grandes sectores empresariales o para eliminar privilegios como las
exoneraciones fiscales.
Generalmente cuando se habla de mejorar la
recaudación tributaria, la población debe entenderla como el anuncio de un
nuevo paquete de impuestos, mejor conocidos como “paquetazos”. Solo hay que
recordar que la última respuesta del gobierno al fondo sobre este tema provocó
el aumento del 12 al 15 por ciento del impuesto sobre la venta.
Y si hablamos de mejorar la banda cambiaria
entre el dólar y el lempira esto debe traducirse en un anuncio de una mayor
devaluación y por lo tanto en más inflación. Dicho en palabras más sencillas
que el precio de todos los productos que consumimos los hondureños y hondureñas
será más alto, todo más caro…
Sobre estas exigencias o condicionalidades
pueden existir varias lecturas y puntos sobre los cuales, sin duda, puede haber
un consenso real, no el ficticio que se pregona. Nadie, en su sano juicio,
puede estar en contra de reducir el déficit fiscal, o mejorar la captación de
impuestos, pero el asunto es cómo lograrlo sin que al final los pobres sean más
pobres y los ricos más ricos.
¿Cómo lograr, por ejemplo, controlar de
manera real la inflación porque este es el peor y más grosero impuesto a la
población pobre?
Hay que tener presente que al FMI el tema de
las desigualdades sólo le interesa por el lado tributario, no social. Su misión
no es promover el desarrollo. Su preocupación central es que las naciones
tengan los recursos necesarios para pagar sus deudas. Eso es todo; lo demás es retórico.
Pero el verdadero problema es que a quienes
ostentan el poder en Honduras tampoco les interesa promover el desarrollo de la
población. El gobierno está interesado simplemente en cómo potenciar los
negocios propios o de sus amigos más cercanos y el mejor ejemplo lo tenemos en
el tipo de proyectos de inversión pública que se ejecutan a través de
COALIANZA.
Lo que sería imperdonable es que un tema,
como el económico, también le sea indiferente a la población que padece los
abusos del gobierno y del Fondo.
Si eso está claro, resalta más la urgencia de
involucrarnos, de llevar a detalle las negociaciones que el gobierno hace con
el fondo, de auditar y dar un seguimiento a la utilización de los recursos
públicos, a vigilar que se usen de manera honesta y eficiente. Esta es hora de
que en las comunidades, a lo interno de los sindicatos y movimientos sociales
estuvieran discutiendo y desmenuzando el contenido de estas condicionalidades y
previendo sus consecuencias, tanto en el país como en las familias.
Quizá no sea mucho pedir sacudirnos el sentimiento
de impotencia o de indiferencia que nos corroe, tenemos la obligación de mantener
y cultivar la esperanza y pensar que no todo está perdido.
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